Nacido en Montevideo en 1847, Francisco Piria se destacó por su curiosidad insaciable y su pasión por la naturaleza y lo desconocido. Desde joven, exploró los misterios del universo, conjugando conocimientos científicos con creencias esotéricas. Esta inusual combinación de intereses lo llevó a forjar un legado tan enigmático como fascinante, dejando su huella tanto en la arquitectura como en la cultura de Uruguay.
El Palacio, que se alza majestuoso en pleno centro de Montevideo, es una construcción que guarda más de lo que revela a simple vista. Las historias sobre símbolos enigmáticos y secretos escondidos aún resuenan, envolviendo al lugar en un aire de misterio que parece desafiar el paso del tiempo.
Este año, bajo la premisa: "El Vino como Tradición: Inmigración, Trabajo e Innovación", los visitantes podrán recorrer las instalaciones guiados por funcionarias que revelarán detalles poco conocidos de su arquitectura y de la vida de su creador. Además, se destacará la contribución de Piria a la vitivinicultura uruguaya a través de la emblemática Cognaquina Piriápolis, un cognac que, según la leyenda, tenía propiedades curativas y se elaboraba siguiendo procesos dignos de un maestro de su época.
Se podrá visitar el emlemático edificio entre las 10 y las 17 horas. Las visitas guiadas se realizarán a las horas en punto, desde las 11 hasta las 16 horas, y prometen ser más que un simple recorrido: serán una invitación a sumergirse en un universo donde lo tangible y lo etéreo se entrelazan.