Mayo no es un mes más. En Uruguay, es el tiempo en que como sociedad hacemos una pausa para hacer memoria. Recordamos los hechos ocurridos durante el terrorismo de Estado desplegado entre el 27 de junio de 1973 al 28 de febrero de 1985. Es un tiempo para honrar a quienes fueron silenciados, perseguidos, víctimas de secuestro, desaparición forzada y asesinato político. Es el mes en que la memoria se vuelve un acto de responsabilidad, de amor, de verdad y de compromiso.
Exigimos verdad y justicia. La determinación de la verdad de los hechos ocurridos constituye una reparación impostergable a las víctimas, a sus familias y a la sociedad toda. Es también una condición ineludible para asegurar a las generaciones venideras un futuro de paz. Recordamos que, de las 197 personas desaparecidas denunciadas por Familiares, solo se han encontrado 7.
En nuestros liceos y escuelas, donde conviven adolescencias en plena construcción de identidad, valores y pensamiento crítico, tenemos una oportunidad profunda: hacer de la memoria un ejercicio vivo, colectivo, sensible. La educación tiene un rol esencial en construir la memoria entre generaciones. Instituciones como el Servicio Paz y Justicia (SERPAJ) han desarrollado trabajos en el ámbito de la educación por los Derechos Humanos, incluyendo la elaboración y difusión de materiales y manuales para docentes. Proyectos como el "Proyecto Víboras" en el Liceo de Carmelo o las actividades en el Liceo de Nueva Palmira muestran cómo la educación puede involucrar a los estudiantes en el estudio de la realidad y en acciones comunitarias, vinculando temas como el medio ambiente y los derechos humanos. El Plan Nacional de Educación en Derechos Humanos busca incorporar esta educación en todos los ámbitos y niveles, incluyendo los temas de la memoria referidos a las graves violaciones de las dictaduras del Cono Sur.
Cuando educamos desde la memoria resistimos el olvido. Enseñamos que hay hechos que no pueden repetirse, voces que no deben volver a ser silenciadas, y aprendizajes que deben perdurar. Nuestro deber es garantizar el cumplimiento del derecho a aprender, que es una forma de resistir el olvido. Invitamos a que en cada centro educativo se realicen actividades que convoquen a reflexionar, como muestras artísticas, proyectos de investigación, lecturas colectivas, debates, encuentros con testigos o familiares. Desde la DGES convocamos a reflexionar sobre "Historia, Derechos Humanos y Memoria".
La memoria es una construcción entre generaciones. Un futuro justo solo se construye con memoria. En este Mayo, más que nunca: recordamos. Y al recordar, sembramos verdad, memoria y justicia. Porque no olvidamos. La memoria de los desaparecidos es un llamado urgente a construir un futuro más justo, donde el miedo, la tortura y la desaparición forzada nunca más se utilicen como herramientas de poder. La verdad nos humaniza, la impunidad y el no conocimiento nos deshumanizan como sociedad.