Martin López Armengol, rector de la Universidad Nacional de La Plata; Alfredo Lazaretti, de la Universidad Nacional de Mar del Plata, y Omar Larroza, rector de la Universidad Nacional del Nordeste, en declaraciones a La Diaria, coincidieron en la sensación de un «moderado optimismo» en que podrán obtener los recursos económicos que los acerquen a desarrollar actividades académicas de calidad y, al mismo tiempo, garantizar a miles de jóvenes el acceso gratuito a la educación superior.
Entienden que la marcha en defensa de la educación realizada en abril en Argentina, que hizo visible el descontento de la sociedad con los recortes que ponían en riesgo el funcionamiento de las instituciones terciarias, cambió las condiciones de relacionamiento entre las universidades y el gobierno, que captó este enojo de la sociedad. Según detalló Larroza, desde ese momento por lo menos se logró cierto «alivio» con la actualización de algunas partidas dirigidas a las universidades públicas, que, en concreto, ya no tienen que preocuparse por si cuentan con recursos suficientes «para pagar la luz», según agregó López Armengol. De todas formas, los rectores marcaron que todavía persiste la preocupación por la pérdida salarial de los funcionarios y también por recuperar la pérdida en las partidas para obras de infraestructura, entre otros aspectos.
El rector de la Universidad Nacional de La Plata agradeció la declaración de apoyo que semanas atrás emitió la Universidad de la República (Udelar) y aseguró que la marcha de abril sirvió para que los sectores más críticos con el funcionamiento de las universidades se dieran cuenta de que, más allá de que se puede discutir su orientación, la política en ese sector trasciende a los gobiernos de turno.
Lazaretti consideró que con el actual gobierno las universidades tendrán «mucha inestabilidad» y quizá podrán «ir encontrando puntos parciales de acuerdo» que les permitan «ir llevando la cuestión». Si bien valoró que es válido debatir cómo se debe organizar la educación en las sociedades contemporáneas, señaló que en las últimas décadas Argentina «ha elegido generar un sistema universitario público con acceso irrestricto, financiado por el Estado, no arancelado y que respeta la vocación de los estudiantes».