El vicepresidente del BCU, Martín Inthamoussu, y el jefe de la Oficina de Innovación, Nicolás Serrano, presentaron este martes 1° de octubre la Hoja de Ruta para el Sistema de Finanzas Abiertas en Uruguay.
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SUSCRIBITEDesde el Banco Central apuntan a “ver esto como una oportunidad de interoperabilidad, de cercanía al cliente”
El vicepresidente del BCU, Martín Inthamoussu, y el jefe de la Oficina de Innovación, Nicolás Serrano, presentaron este martes 1° de octubre la Hoja de Ruta para el Sistema de Finanzas Abiertas en Uruguay.
En primer lugar, Inthamoussu mencionó en qué se basan las finanzas abiertas: “El tema consiste básicamente en empoderar al ciudadano respecto al uso de sus datos, facilitando un sistema de movilidad de datos financieros entre entidades, con el consentimiento del cliente. Esto implica temas tecnológicos y sobre todo de seguridad, es decir, desarrollar un sistema robusto”.
Asimismo, el vicepresidente del BCU refirió ejemplos concretos de uso que evidencian los beneficios para los usuarios y el sistema, destacando los cuatro pilares que motivaron a desarrollarlo: la ciberseguridad y protección de datos personales; la inclusión, el empoderamiento y la educación financiera; la promoción del desarrollo de la innovación financiera; y el desarrollo de infraestructura.
Por su parte, el jefe de la Oficina de Innovación del BCU, Nicolás Serrano, se refirió a los antecedentes y los lineamientos generales de las finanzas abiertas, destacando cinco focos principales: participantes; datos y servicios; reglamento; tecnología y seguridad; y gobernanza. “La idea es adoptar las mejores prácticas, los mejores estándares que ya se están utilizando en prácticamente todos los países”, expresó. En cuanto a la gobernanza, mencionó que “es este espacio para los acuerdos, para la coordinación, para la colaboración entre los participantes, de forma que esto se desarrolle de manera plena, buscando que cada parte involucrada encuentre el beneficio en esta herramienta”.
Serrano también se refirió a la metodología a usar y sus etapas.
Por último, se presentó el cronograma a futuro de las distintas fases, que este año tiene como eje el trabajo en la construcción de la gobernanza y en el armado de un anteproyecto de ley. En 2025 la intención es empezar a abordar las soluciones de finanzas abiertas con pagos y transferencias. Y entre 2025 y 2026 encarar las fases donde se trabaje la movilidad de la información con datos públicos y de los usuarios financieros.
Las autoridades del BCU anunciaron que los próximos pasos serán conformar mesas de trabajo para generar una visión en común, culminar de redactar el anteproyecto de ley, y generar un nodo de innovación.
Para finalizar, Inthamoussu mencionó la idea de “ver esto como una oportunidad de interoperabilidad, de cercanía al cliente”. Asimismo, destacó la coordinación generada, tanto a la interna del banco, como entre las distintas instituciones y los integrantes del nodo
El BCU ha abordado la temática de las Finanzas Abiertas desde distintas perspectivas, realizando instancias de análisis y trabajo junto a la industria. En el último período, un grupo de trabajo interno de la institución realizó un pormenorizado estudio, cuyos resultados se reflejan en el documento “Hacia un ecosistema de finanzas abiertas”, alineado a la estrategia establecida por el Directorio del Banco.
De esta manera se apunta a poner en funcionamiento un diseño de Finanzas Abiertas confiable, sostenible, atractivo para los usuarios financieros, y alineado con los objetivos institucionales.
Las Finanzas Abiertas son iniciativas implementadas en diferentes mercados para facilitar el acceso a datos bancarios, financieros, y de pagos a través de interfaces de acceso automatizado (en general APIs, del inglés “Application Programming Interface”), a participantes debidamente autorizados, siempre y cuando se cuente con el consentimiento de los usuarios.
El desarrollo de un ecosistema adecuadamente normado, con reglas claras, y presentando un terreno nivelado para todos los participantes, ofrece beneficios para la sociedad respecto a la competencia, inclusión, innovación y estabilidad.
Se parte de la premisa de que el usuario es el propietario de los datos que genera a través de sus transacciones, y busca empoderarlo para que obtenga un mayor valor a partir de ellos, estableciendo canales seguros de intercambio de información bajo su consentimiento.
Esto permitirá nuevas opciones de productos financieros personalizados a las necesidades de los usuarios, y que sus transacciones sean más accesibles, seguras y eficientes, fomentando la inclusión financiera. Es importante destacar que estos beneficios alcanzan tanto a la ciudadanía, a los comercios, a las empresas y otras personas jurídicas.