La mesa de autoridades estuvo integrada por el ministro de Desarrollo Social, Gonzalo Civila; el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Juan Castillo; la secretaria nacional de Cuidados y Discapacidad, Susana Muñiz; y la directora nacional de Trabajo, Marcela Barrios.
Durante su intervención, el ministro Civila destacó la alegría de que el primer convenio firmado en el período sea con el Ministerio de Trabajo “ya que consideramos que en la organización del trabajo se juega mucho de lo que consideramos injusticias sociales o posibilidades de avanzar en la justicia social".
En ese sentido agregó que vivimos en una sociedad muy desigual, que requiere de transformaciones estructurales, y que el convenio da pasos relevantes en esa dirección porque va dirigido a fortalecer las capacidades de quienes participan en el espacio de la negociación colectiva. “Es algo que reivindicamos ya que las grandes conquistas han venido de la mano de la lucha de los trabajadores, sin desconocer el aporte de otros sectores como el empresarial y el Estado con las responsabilidades propias que tienen”, expresó.
Por su parte, el ministro Castillo hizo un llamado a la autocrítica y a la acción colectiva para garantizar avances reales en la equidad de género. Señaló que la desigualdad sigue presente en aspectos como el empleo y los salarios, y enfatizó la necesidad de trabajar por un país más justo, donde la equidad sea un derecho garantizado y no una lucha constante.
El convenio
Tal como señala el acuerdo, el objetivo del convenio es “promover la inclusión de los temas de Cuidados y Género en el mundo del trabajo, en particular en la negociación colectiva como parte de las políticas de transformación cultural, orientadas a impulsar la corresponsabilidad de género y la distribución equitativa del trabajo en cuidados”.
En su exposición, la secretaria nacional de Cuidados destacó algunos de los aspectos más importantes del convenio. Entre ellos, trabajar en talleres sobre las cláusulas de cuidados y género en toda la negociación colectiva; hacer una propuesta de armonización de las licencias existentes, pensando en la corresponsabilidad y teniendo siempre también una perspectiva de género.
Muñiz también destacó que se plantea actualizar la herramienta de diagnóstico para saber la carga de cuidados que hay en los trabajadores y trabajadoras de las distintas empresas así como avanzar en soluciones de cuidados, retomar la instalación y trabajo en los centros Siempre (de coordinación entre sindicatos y empresas) y empezar a pensar si es posible generar centros de este tipo para el cuidado de personas mayores.
Algunos datos de contexto
En el año 2024, la tasa de empleo (la proporción de personas ocupadas sobre la población en edad de trabajar) de los hombres fue de 67% mientras que la de las mujeres se ubicó en 50% (INE, 2024).
Aunque la tasa de empleo de las mujeres mejoró luego de la crisis ocasionada por la pandemia, la brecha entre hombres y mujeres se acentuó en el último quinquenio, pasando de 15,8% de diferencia, a 16,9%. Mientras tanto, la tasa de desempleo en 2024 fue de 8% en los hombres y de 10,6% en las mujeres.
Esta diferencia en detrimento de las mujeres se reproduce en todos los rangos etarios, pero es de mayor proporción en las mujeres jóvenes; la tasa de desempleo en las mujeres menores de 25 años asciende a 33%, mientras que la de los hombres jóvenes se ubica en 26,2%.
Los estereotipos y atributos históricamente asignados a hombres y mujeres repercuten en la ubicación de las mujeres en sectores menos productivos o en grupo de ocupaciones diferentes a la de los hombres. Esta segregación que se da en el mercado laboral genera en múltiples casos brechas de ingreso, peores condiciones laborales y mayor desempleo en las mujeres. A esto se le suma la desigualdad histórica de las mujeres en el trabajo no remunerado, especialmente en el de cuidados, que sobrecarga, limita las decisiones en el trabajo remunerado y determina la trayectoria de las mujeres en múltiples ámbitos de la vida en sociedad.